sábado, 23 de julio de 2011

Tocata y fuga

Es curioso cómo los padres y madres nos comportamos de una manera tan protectora y a la vez tan egoista, con nuestros hijos.
Es curioso tambien, ver cómo los padres y madres estamos tan ofuscados buscando lo mejor para los nuestros, que no somos capaces de ver más allá de nuestras narices.


En nuestro pequeño club, tenemos una frase que define muchas cosas en las que creemos. "Queremos que todos los niños y niñas del barrio que quieran, puedan practicar baloncesto con sus amigos".


Hay chavales que no es que juegen a baloncesto porque crean que es el deporte de su vida. Algunos están en el equipo de su barrio porque su amigo Aitor también juega y así está más tiempo con el. Nada más.

Otros se metieron porque sus padres les insinuaron en su día que podría ser bueno para ellos. También algunos lo hicieron porque les gustaba las cosas que hacían en los entrenamientos los de su clase y él o ella también querían probarlo.
El tiempo luego pone a cada uno en su sitio o, como me gusta decirlo a mí, cada uno se busca su sitio con el tiempo.

Alguno aprenden rápido y llegan a ser buenos jugadores. Otros, sin embargo, aunque se esfuerzan, no llegan a ser tan buenos, pero pasan los años y el deporte este de la canasta les gusta y lo pasan bien con los amigos o amigas que han hecho. Que, creo yo, es de lo que se trata.
Bueno, y también hay un 1% de ellos que acaban siendo realmente buenos y quieren que su futuro pase por el baloncesto.


Pero esta mágia necesita de algo para que se mantenga. Y ese algo es, dejar a los padres lejos de las decisiones de "futuro" de sus hijos.
En cuanto a un padre o una madre se le enciende la luz de pensar por el futuro de sus hijos... ¡La jodimos! Primero porque casi nunca acierta y segundo porque casi nunca cuenta con ellos. Sólo pensamos en lo bien que va a venir hacer esto o lo otro. Lo bueno que será si juega con tal o cual equipo. Y lo bueno que es el club del pueblo de al lado o lo bien que está gestionado tal otro.
¿Y por qué no se preguntan cuál fue la razón para que empezara a jugar a baloncesto en su barrio? ¿O por qué nuestro hijo o nuestra hija van tan contentos a baloncesto todos los miércoles y viernes? ¿Sabemos cúal es la razón de que nunca protesten los sábados cuando les pedimos levantarse tan pronto para ir a jugar los partidos?
Quizás nos llevemos alguna sorpresa cuando nos demos cuenta de que todo eso lo hacen porque van a jugar con quien quieren, cuando quieren y con quien quieren.

Nuestro club no es un club con pretensiones de grandeza. No perseguimos ser los mejores, ni los más grandes, ni los más guapos. Pero pretendemos seguir existiendo mientras haya niños y niñas en el barrio que quieran jugar a este deporte que nos encanta.

Padres y madres. Mirad más acá de vuestras narices y hacerles el favor a vuestros hijos de dejarles en paz.